Clemencia

Pretendió exorcizarse del amor de su vida y de su juicio,
anheló arrancarse violentamente su olor y sus memorias,
pero no advirtió que su unión no fue una condena,
sino una extrañeza, una ofrenda divina que terminó
enterrando con sus palabras capciosas y con sus fines misteriosos.
De ese modo, acabó poseída eternamente de un amor
que de ninguna forma volvería a vivir.

Cuento

Había una vez un hombre formado

de utopías, sexo, planes y calcio.

Un día se le escaparon las ilusiones,

pero sus ideas mantuvieron caliente su cuerpo.

Cuando tuvo la mejor de ellas,

apostó todo,

sabiendo que el exilio a la nada era una posibilidad

por culpa de alguna hormona eufórica

o alguna palabra sentenciada por error.

AbrilV.

Ayer

Fue un ayer difuso, embarullado más bien,

lo veo bajo esa luz sutil, 

propia de las memorias que hacen al pasado
un poco más vivo.

El fulgor en los ojos, ese resplandor único,
me niego a aceptar que sólo es espejo
de la luz. 

El tratar de descifrar el ayer
no sirve para decolorar el juicio.

El tiempo no borra la confinidad, la respiración,

el beso, la lengua exquisita, y el irreparable derrumbe
al vacío de los ojos.

Rememoramos procesos.
No hay tiempo que pueda
robarse lo que se obró para ser infinito.

Cómo algo tan efímero, tan distante,
se perpetúe en tiempo y espacio.

Hoy descubrí que el ayer es en realidad
nuestra conquista imposible.

AbrilV.

Bersa

El gélido metal de la pistola Bersa de su difunta esposa 

era lo único que tenía para abrigarle el alma en esos sombríos momentos. 

El ruido era como de garras, tac-tac-tac,

las pisadas eran pausadas y fatigosas, 

se escuchaban como expectantes, esperándome.  

La cosa se había trasladado a la otra punta de la habitación, y para ese entonces, 

el hombre llevaba un cuarto de hora inmóvil en la cama, en silencio, 

examinando en la oscuridad, apneótico, tratando 

de descubrir la naturaleza de tal abominación.

Las gotas de transpiración fría chorreando de su mandíbula,

parecían destellos a la luz que se inmiscuía por el ventanal. 

Solo el vidrio distaba la pesada selva del interior de su dormitorio.

La cosa se posó en el centro del cuarto, las pezuñas o las garras empezaron a rasgar, 

tratando de perforar la superficie para atravesarlo. 

El ruido se hizo inaguantable y chillón entonces envuelto en pánico 

y en un rapto de supervivencia decidió traicionarse prendiendo la luz 

para confrontar al mismísimo lucifer. 

La madera estaba cediéndose, el peso empezó a vencer las vigas de metal, 

él apuntó el arma hacia la bestia y gatilló varias veces, tac-tac-tac-, 

la puta madre, la pistola no estaba cargada, le habían sacado las balas por seguridad. 

Desvelo

Una colilla de cigarrillo vuelve a decorar el centro de mesa, inhalar… exhalar. Las bolsas y ojeras enmarcan las lágrimas del cansancio acumulado en el rostro de una… dama.

Mozart te regala su réquiem para inducirte en sus mayores anhelos. Mientras vos, chiquita, fugás tus madrugadas para que esas pesadillas no te enfrasquen en lo que alguna vez fue una moraleja.

Crees volver, te sentís poderosa, empoderada dirán algunos… pero te dolés en ausencia y te descubrís en dramas. Das vuelta las páginas de ese diccionario obsoleto deseando encontrar esa palabra mágica que te abra las compuertas a una idea brillante.

No darling, eso no va a pasar. Buscate y encontrate, que esa palabra sos vos.

AbrilV

Residir

Son sólo las horas que corren porque sí, 

son los momentos desnudos que no quieren resurgir, 

son las causas verdaderas las que nos dan alas, 

las que se arrebatan el valor y finiquitan con todo. 

Más lejos donde todo es corriente, 

vislumbré lo que heredan las memorias inéditas 

cuando padecen cambios en nombre de la perfección. 

Vi cómo va mutando el mandato de las promesas, 

de los seudónimos, de las obras, de las pretensiones, 

de las cosquillas y de la transpiración. 

Son como aullidos que se anclan 

justo donde se empantanan utopías, 

allá donde van las medias sin par, 

los albaricoques chamuscados 

y los antojos sin saciar. 

Hazañas y recuerdos de almíbar 

que más temprano que tarde 
nos consumirán lentamente la vida 

con la convicción imperturbable
de haber estado del lado correcto.

AbrilV

Sinfín

A veces el cielo rompe el día en gris, 
a mi me complace acompañarlo así. 
Más tarde se vuelve negro, 
se desviste para la expectante luna. 

El amor nos apalea siempre. 
No hay antídoto ni cirugía. 
Un día nos despedaza el corazón. 

La esperanza intoxica, se arraiga como raíz de venus,
se arrebata el corpiño en sombras
y yacemos envueltos en sus abrazos.

Retenemos en el pecho
un puñado de palabras de porquería,
arden aún estando empapadas
en nuestra sangre abandonada.

Reconquisté la independencia de mi travesía,
vos recuperaste tus anotadores repletos de palabreríos.
Reconquisté mi destino improbable,
vos recuperaste las agujas de tiempo que habías guardado.

AbrilV

Disfraces

Acá duele,  
duele respirar un aire fragmentado,
duele pasar la página y creer, 
así es desde que desperté,
aprendí usar mis dos disfraces,
uno para el día y uno para la noche.

Se unen,opinan,
sus lenguas están podridas, 
guillotinan con el filo de sus propósitos,
son la lobreguez en carne viva.  

Duele contornearse entre el bien y el mal,
más que nada cuando el bien es quimera. 
Mi garganta se curtió con el desierto,
hoy tengo pies de polvo y ojos color horizonte,
son los médanos los que me han caminado a mí.  

Acá duele caminar,
duele cuando los clastos de arena son escorpiones,
duele cuando del paraíso diluvia flagelo,
duele cuando la ley se oculta bajo las rocas.

Es hora de empezar a andar.


AbrilV.