El día llegó, mientras el apogeo de la humanidad comenzaba, los
transeúntes se reunieron para vencer a la parca. Enlazados con sus manos
confesaron su mayor miedo: Ser el último en morir.
Cada uno planteó una hipotesís sobre como vencerla. Unos pocos tenían una teoría científica pero otros tantos hicieron propuestas sobrenaturales,tales como viajar al mundo de los no-vivos y derrotarla en su propia casa.
Finalmente, después de un arduo debate, encontraron la receta perfecta. Su plan era infalible.
Y así fue como de a uno se dejaron morir. Mientras ellos pasaban a mejor vida, la muerte se regocijaba en su sillón y tomaba las almas. Pero al morir el último hombre, ella empezó a esfumarse.
Su plan fue realizado, y la misión cumplida. Si no hay personas, no hay muertes y por ende no es necesaria la existencia de la misma.
Cada uno planteó una hipotesís sobre como vencerla. Unos pocos tenían una teoría científica pero otros tantos hicieron propuestas sobrenaturales,tales como viajar al mundo de los no-vivos y derrotarla en su propia casa.
Finalmente, después de un arduo debate, encontraron la receta perfecta. Su plan era infalible.
Y así fue como de a uno se dejaron morir. Mientras ellos pasaban a mejor vida, la muerte se regocijaba en su sillón y tomaba las almas. Pero al morir el último hombre, ella empezó a esfumarse.
Su plan fue realizado, y la misión cumplida. Si no hay personas, no hay muertes y por ende no es necesaria la existencia de la misma.
Abrilv
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