Maldigo el segundo en el que tu mirada esquiva, se
fue.
Una mirada que permanece en ojos
ajenos. Un reloj de arena marca el deceso de esa mirada que en mi reside.
Ese reloj que se detuvo con la luna transeúnte como
cómplice para que mis ojos graben los tuyos y tú último suspiro quede
impregnado en mi piel.
Pero el reloj tiene otra tarea ahora, marcar el
tiempo en el que mis ojos permanecen cerrados pensando en vos.
Abrilv
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